HOMENAJE A LA TRASHUMANCIA
Autor: CARLOS ADEVA
“Ovejas castellanas, churras y merinas que junto a los pastores crearon los caminos que fueron tejiendo nuestra región en su trashumancia, dejando marcas profundas, como las rayas que llenan las manos.”
Hablar de ovejas en Castilla y en Tudela de Duero es hablar de nuestra identidad como pueblo y cultura, es hablar de lugares como el descampado del Salegar (hoy calle Salegar) donde se reunían las ovejas en la trashumancia para descansar y recibir la sal mientras los pastores vendían a los vecinos leche y algún que otro cordero.
Hablar de ovejas en Tudela de Duero es hablar de los corralones donde dormían. De los rebaños que todas las mañanas pasaban por los Castrilleros y llenaban el puente cuando el pastor las llevaba a los pastos de la Requejada.
Las imágenes de las ovejas están enmarcadas en una arquitectura gótica, al igual que las predelas de los retablos.
Las ovejas se convierten en protagonistas, humanizándolas, siendo las observadoras de los viandantes.
Una de ellas nos hace un gesto “divertido” con la lengua fuera, para llamar la atención al espectador.
La imagen tiene un valor polisémico, juega con varias lecturas, con diferentes interpretaciones, además de la visión objetiva de los elementos representados.
El texto está entre molduras que, como en las antiguas pinturas tiene un carácter “moralizante”. En el caso actual, quiere recordar que muchas personas, a pesar de tener una imagen de “cordero” esconden un lobo detrás.
En una lectura más profunda se encuentra la referencia a la importancia que ha tenido hasta hace pocos años el ganado ovino en la localidad, no solo como ganaderos, sino como lugar de tránsito de grandes rebaños en su trashumancia y que aún mantienen su eco en el nombre de las calles del pueblo, como la CALLE SALEGAR.